Armada de palabras

Sesión 12

Denise Scott Brown

Reseña por Jimena Hogrebe

El Jane Drew Prize es un premio entregado por la revista Architects’ Journal a mujeres cuyo trabajo arquitectónico se ha caracterizado por la innovación, la diversidad y la inclusión en la disciplina. Se instituyó en 1998 y su nombre viene de la arquitecta moderna Jane Drew (1911-1996) quien, entre otras aportaciones, hizo el primer intento de establecer una oficina de arquitectura con puras mujeres y quien fue la primera profesora de tiempo completo en Harvard y en MIT.

En 2017 se dio a conocer que Denise Scott Brown (1931) fue la elegida para llevarse el premio y, después de la polémica que se desató cuando se hizo una petición mundial para que se rectificara su exclusión del premio Pritzker 1991, cuando sólo Robert Venturi fue premiado, la noticia fue muy bien recibida. En esta ocasión fue elegida por alzar el perfil femenino en la arquitectura, al igual que por sus proyectos y sus investigaciones.

Cuando leí la noticia, recordé aquella visita que Denise hizo a México en 2013 y decidí sacar del tintero un texto que escribí entonces, no sólo por el afán de compartirlo, sino porque me parece que las reflexiones planteadas por ella en ese entonces y las relacionadas con la discusión sobre género que se ha suscitado alrededor de ella siguen siendo esenciales en el mundo arquitectónico actual.

Se ha recorrido una gran distancia desde las historias que Denise cuenta en su texto de 1989 Sexismo y el star system en arquitectura. Varios nombres femeninos encabezan ahora oficinas, varios también aparecen en las listas de los mejores arquitectos del mundo o en publicaciones de prestigio, y el Pritzker y otros premios se han entregado ya a más mujeres. Sin embargo, no es posible decir que el mundo de la arquitectura ofrece posibilidades equitativas para los diversos géneros. Tanto en las aulas como en las oficinas, en las construcciones y en las conversaciones se siguen dando circunstancias injustas para las mujeres como un reflejo del mundo en el que vivimos, en el que un día internacional de la mujer acompañado de marchas por sus derechos tienen que seguir existiendo.

Muchas arquitectas no recomiendan la carrera para el género femenino. Aunque me queda claro el porqué, yo no pertenezco a ese grupo. Considero que no hay que darnos por vencidas y que la perspectiva femenina tiene mucho que ofrecer a la arquitectura, lo que es evidente al acercarnos y analizar trabajos precedentes, al igual que el desempeño de estudiantes (futuras arquitectas) en la universidad. Además, la lucha constante ha provocado una actitud distinta de muchas mujeres hacia el trabajo. Como consecuencia de esto, empiezan a aparecer oficinas de arquitectura en las que se prefiere contratar a mujeres por su sensibilidad y habilidades, al igual que por el compromiso y la responsabilidad con la que desempeñan su tareas. Estas realidades y adelantos, acompañados del deseo de muchas jóvenes por emprender este camino, evidencian lo esencial que es seguir luchando para que se alcance un equilibrio de oportunidades y condiciones en la arquitectura.

The debates which surround women’s participation in architecture are highly charged both emotionally and politically, because architecture physically defines the public and private spheres: to allow women access to the design of architecture therefore threatens patriarchal control of spatial definitions, which are essential to maintain the social, economic and cultural status quo.”

– Lynne Walker

La arquitectura ha sido una profesión dominada por hombres. En la práctica diaria puede notarse y en las revisiones históricas se vuelve aún más evidente. Muy pocas arquitectas aparecen en los libros de historia, muy pocas mujeres han sido consideradas trascendentes para la evolución de la disciplina. Sin embargo, hay ejemplos que muestran que el trabajo de las mujeres y el trabajo en diálogo entre ambos géneros pueden alcanzar interesantes y positivos resultados. En el siglo XX, por ejemplo, parejas como Ray y Charles Eames, Alison y Peter Smithson, o Denise Scott Brown y Robert Venturi lograron influenciar y transformar juntos el pensamiento y la producción arquitectónicos.

Denise y Robert, a mediados del siglo XX, fueron de los primeros en cuestionar con su trabajo la hegemonía de la arquitectura moderna occidental. En 1972 publicaron, junto con Steven Izenour, Aprendiendo de Las Vegas, un libro que, a la par de Complejidad y contradicción en la arquitectura escrito por Venturi en 1966, cuestionaba lo rígido y limitativo del movimiento moderno y exploraba caminos más complejos y permisivos para la arquitectura, buscando posibilidades en los símbolos y en la cultura popular estadounidense. A su  trabajo teórico se unió el práctico hecho en su oficina Venturi, Scott Brown and Associate 0073, con el que lograron replantear las formas y configuraciones de edificios privados, públicos, comerciales y culturales.

Denise no sólo ha trabajado junto con Robert, su desarrollo personal a través de la vida académica y del desarrollo de proyectos de planeación desde su oficina, ha dejado un profundo legado de reflexión sobre la disciplina. Mucho de su trabajo desde los años sesenta se ha dado alrededor de la investigación y la escritura sobre arquitectura. En 2011 la AA Publications publicó Having Words, la primera compilación de ensayos suyos que contiene una selección de ocho textos escritos entre 1969 y 2007, además de dos hechos especialmente para este libro que exploran la importancia de escribir sobre arquitectura. Sus ensayos son una pequeña muestra de las ideas que rigen su trabajo y en las que se basan sus proyectos. En el 2013 la editorial Arquine publicó la primera traducción al español de este libro, Armada de palabras, realizada por Alejandro Hernández Gálvez. Esto no sólo muestra la relevancia del pensamiento de Denise para la cultura arquitectónica, sino su importancia como arquitecta independiente.

En el marco de esta publicación, Scott Brown fue invitada a participar en el Congreso Arquine 14° celebrado en marzo de 2013. El nombre del congreso era Espacio y se basaba en la pregunta: “¿de qué hablamos cuando hablamos de espacio?”. Su participación cerró el evento y se destacó por haber sido una de las únicas arquitectas del congreso (la otra mujer fue la socióloga Saskia Sassen), y porque de todos los arquitectos que se presentaron, ella fue la única que abordó la pregunta del congreso con seriedad y que construyó toda su exposición basada en ella, logrando una profunda reflexión sobre el tema y vinculándolo con su trabajo teórico y práctico. El resto de los arquitectos participantes simplemente se dedicó a mostrar su obra, omitiendo las posibles respuestas al cuestionamiento planteado por Arquine.

La conferencia se tituló Widening the Idea of Space y, como el nombre lo dice, se enfocó en buscar ampliar el entendimiento de espacio a través preguntas, revisiones históricas (desde la prehistoria, hasta la modernidad) y la aplicación de estas reflexiones en el trabajo práctico. Su recorrido comenzó enfatizando la importancia de definir espacio; para ella es una oportunidad para que algo suceda. Comentó que una buena forma de acercarse a definir espacio es a través de dimensionarlo con pasos, pero que las definiciones se modifican con el tiempo. Así empezó su recorrido histórico a través de distintas maneras de construirlo, desde un punto central, con volumen y masa, con muros, la idea de espacio en la arquitectura griega y la idea de espacio en la arquitectura moderna, etc. Habló también de la representación como herramienta de exploración espacial, como el plano Nolli que muestra la interacción de espacio público y privado en Roma. Mencionó el espacio genérico y sus posibilidades de flexibilidad. Profundizó en las alegrías del espacio como punto de reunión y convivencia, en las actividades y patrones de apropiación, al igual que en la importancia del símbolo en él. Se unió a la reflexión de Sassen y Manuel Delgado (antropólogo que también se presentó en el congreso) sobre el espacio público actual como espacio económico. Y terminó hablando de la ciudad física como herramienta de diseño, pero no como la única. Toda la presentación estuvo acompañada por sus diagramas de análisis y por ejemplos de su trabajo como Aprendiendo de Las Vegas o la Sainsbury Wing en Londres. Esta mezcla entre preguntas, estudios históricos, escritos y trabajos prácticos dejó muy claro que la reflexión sobre espacio es un tema que ha estado presente a lo largo de su vida profesional, tanto independiente, como al lado de Venturi. Expuso la investigación como una forma de entender y abordar la práctica arquitectónica.

El caso de Denise Scott Brown muestra que, a pesar de que la arquitectura ha sido una disciplina de hombres, las mujeres han logrado abrirse caminos con trabajo serio y comprometido. También muestra que el trabajo entre géneros ofrece complejidad y posibilidades más amplias a la profesión. Arquitectas como ella dejan abierta la puerta para que la arquitectura se convierta, en algún momento cercano, en una profesión equitativa para hombres y mujeres.

 

Esta reseña fue originalmente publicada en Portavoz el 21 de marzo de 2017.

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Jimena Hogrebe (@jimenahogrebe) es escritora, curadora, crítica y fundadora de we-make-money-not-art.com, un blog que trabaja en la interfaz de la ciencia, la tecnología y el arte. Es conocida por sus escritos que exploran las conexiones entre el arte, la ciencia, la tecnología y los problemas sociales. Escribe y da conferencias a nivel internacional sobre la forma en que los artistas, hackers y diseñadores utilizan la tecnología como un medio para la discusión crítica.

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