Ciudades rebeldes

Sesión 1

Del derecho a la revolución

Reseña por Geanina Zagal

La expansión de las ciudades contemporáneas se encuentra fuertemente relacionada a las diferentes formas de acumulación y concentración de capital financiero. Así, la urbanización impacta estructuralmente en el devenir de las sociedades y, por lo tanto, cualquier política revolucionaria que se piense a sí misma, debe considerar los procesos rentistas asociados al uso y apropiación del suelo y los impactos de esos procesos en la vida de las comunidades.

Considerado por muchos/as como un texto militante, “Ciudades Rebeldes: del derecho a la ciudad a la revolución urbana” arranca realizando un importante reconocimiento a quien fue el principal exponente del concepto de Derecho a la Ciudad, Henri Lefebvre, cuyo principal aporte ha sido evaluar, en clave marxista, el fenómeno urbano, dejando en evidencia las contradicciones sociales vinculadas a la desigualdad expresada en el territorio.

En su prefacio “La Icaria de Lefebvre” David Harvey, analiza con historicidad, la tradición que  considera, se hace cargo de la agonía existencial de las calles y barrios donde “como un grito de socorro de la gente oprimida en tiempos desesperados” urge disputar una vida alternativa menos alienada, más significativa y gozosa. Aunque no por ello, ausente de conflicto y  dialéctica. Así, la primera parte del libro está destinada a analizar el resurgimiento del concepto de Derecho a la Ciudad, no solamente como entelequia teórica, sino también como soporte conceptual e ideológico de los movimientos sociales urbanos.

De esta manera, interpela a las proyectos políticos de izquierdas, las cuales a su juicio, y dejando fuera el fetiche y fascinación que provocaron la comuna de París, nunca han tomado el peso real que tiene la ciudad para los movimientos revolucionarios, los cuales asumen con frecuencia, si no siempre, una dimensión urbana.

Así, el potencial revolucionario – y no reformista como se tiende a considerar- de los movimientos sociales urbanos, ataca justo en el corazón de la acumulación capitalista, ya que cuestiona las apropiaciones financieras que realiza el capital urbanizador globalizado y las lógicas de empobrecimiento y despojo que deja como consecuencia de su expansión. Así, sitúa el Derecho a la ciudad en un plano colectivo de posibilidades de transformación, donde los tipos de ciudades que queremos, no pueden separarse del tipo personas que queremos ser, de las relaciones que queremos cultivar y de los valores éticos y estéticos que queremos preservar.

Si bien las lógicas expansivas de las ciudades están en la línea clásica de acumulación de plusvalor, el capitalismo también necesita a la urbanización para absorber el sobreproducto que genera continuamente. De esta manera la urbanización se asocia a la división de clases, ya que se perpetúa la necesidad de encontrar campos rentables para la producción y absorción del excedente de capital.

El libro avanza entregando contundentes ejemplos de la relación entre revoluciones urbanas, transformación capitalista del espacio y movimientos sociales urbanos, donde repasa la transformación urbana de París encargada al Barón de Hausmann en el año 1853, y el diseño urbano realizado por Robert Moses en Nueva York post Segunda Guerra Mundial, por mencionar algunos.

Tanto en el segundo, como en el tercer capítulo del libro, Harvey articula un relato en el que deja de manifiesto que “el boom” inmobiliario es planetario y las ciudades se han convertido progresivamente en un objeto mercantil para los intereses capitalistas de acumulación. Donde la destrucción creativa y la crisis son un continuo que amplifica las desigualdades sociales y expulsa a las periferias de las ciudades a la población más pobre.

Así, desde el papel crucial que ha desempeñado la urbanización absorbiendo excedentes de capital, potenciando prácticas depredadoras sobre los ecosistemas y generando ciudades cada vez más fragmentadas y poco cohesionadas, los  movimiento sociales urbanos y las luchas urbanas en América Latina cobran una relevancia crucial para el proyecto de izquierda. ¿Cómo se organiza un movimiento anticapitalista a nivel global?  Es una pregunta fundamental y nos habla de un intelectual orgánico que cuestiona y  se compromete con el mundo que habita. En este punto Harvey concede potencialidad de transformación y conquista a los procesos político sociales que se articulan en la urbe. Donde sin temor, expresa sus idearios para la articulación de una agenda que dispute la ciudad; forjar amplias coaliciones entre estudiantes, inmigrantes, subempleados, pobladores precarizados, etc. todos amenazados por las políticas de austeridad y auge del neo fascismo en América Latina, y es justo ahí donde radica la importancia de la revolución urbana por ciudades más justas para todos y todas.

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Geanina Zagal (@Geanina_Zagal) tiene un Magíster en Estudios de Género y Cultura por la Universidad de Chile y es profesora de Historia y Geografía de la Universidad de Concepción. Se ha dedicado a la investigación de procesos socio-territoriales desde un enfoque de Género y está interesada en las imbricaciones entre capitalismo inmobiliario, apropiación capitalista del espacio urbano y violencia urbana hacia mujeres y niñas.

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